Desde mi punto de zarpe: Las costas de mí;
el capitán del navío eleva las anclas y libera las velas,
cómplices todos del aire, que tiene en su norte hacerme de ti.
Exploro.
Me adentro cauteloso en tus aguas oscuras e inquietadas
por el creciente miedo al placer de morirme en ellas,
de tomar como salvavidas tus manos,
de querer como transporte tus pechos.
En mi Navegar,
por tu ancho mar me pierdo y me hago paralelo a tu sal,
tan dulce como el frió,
tan triste como paz.
Paz que me contiene en tus enormes techos de olvido,
buscando corrientes que me lleven a las costas donde mi solitaria barca pueda varar.
Soy bote,
barca,
fragata;
navío queriendo asomarme a tu profundidad,
libertad hostigando ser esclavo
de los límites que tus orilla me han de marcar,
y que mis remos, y que mi proa aun sin olas ansían tocar…
Eres Puerto,
y en tus aguas mi cubierta quiere dejar de ser ocasional,
Eres puerto,
y tu muelle, mar adentro, me contiene para poderme en ti anclar.
Eres Puerto,
mi punto de arribo
Eres puerto,
mi punto final.
J.Ína.
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